octubre 13, 2020
Jorge Rivas Rodriguez
Una imagen de la escarapela o insignia mambisa que llevaba en su pecho el Héroe Nacional, José Martí, en el momento de caer en combate en Dos Ríos, se encuentra entre los emblemas representativos de la celebración por el Día de la Cultura Cubana, efeméride instituida en conmemoración del 20 de octubre de 1868 cuando las tropas mambisas al mando de Carlos Manuel de Céspedes liberaron a la oriental ciudad de Bayamo y por vez primera se entonó el Himno Nacional, inicialmente conocido como La Bayamesa.
La escarapela o cucarda es un símbolo nacional en muchos países. Generalmente consiste en un rosetón de tela superpuesto a un lazo en forma de V invertida, cuyos extremos exceden el diámetro del rosetón. Tanto este, como el lazo, deben tener los mismos colores que la bandera nacional del país que representa.
La escarapela o insignia mambisa que llevaba Martí al morir en combate le había sido entregada, con anterioridad, al Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, luego de ser nombrado en 1869 Presidente de Cuba en Armas, para quien fue especialmente bordada por jóvenes bayamesas en tela de reina con mostacilla o diminutas cuentas de vidrio.
El significativo objeto cuyo original se conserva en el Museo Casa Natal del Apóstol mide 6,6 centímetros de largo y 5 de ancho, y es una diminuta bandera cubana con sus tres emblemáticos colores.
Luego de ser destituido de su cargo, Céspedes entregó la escarapela, como recuerdo, a su secretario y ayudante, el coronel camagüeyano Fernando Figueredo Socarrás, quien posteriormente se la regaló a José Martí en los primeros días del año 1895, cuando el Delegado del Partido Revolucionario Cubano se alistaba para viajar a República Dominicana desde donde retornó a la patria para incorporarse a la Guerra Necesaria.
Al llevarla prendida en su pecho, Martí era consciente del valor de esa insignia reveladora del compromiso con la libertad de la patria. Al morir en Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895, el coronel español José Jiménez de Sandoval la recogió y a inicios del siglo XX se la entregó al ministro de Cuba en Madrid, junto con el cortaplumas y las espuelas del Maestro. Con la llegada de la República, a pieza fue recuperada y pasó a engrosar los fondos del primer Museo Nacional. Desde 1964 por disposición de la Dirección de Patrimonio fue entregada al Museo Casa Natal de José Martí.
El abogado y patriota Pedro Figueredo, Perucho, escribió sobre su caballo los fervientes versos del Himno en momentos en que la ciudad de Bayamo ardía de manos del Ejército Libertador de la República de Cuba en Armas, el cual optó por incendiarla antes de permitir que el enemigo la tomara. Desde el 20 de octubre de 1868, estas fervorosas notas musicales presidieron todos los actos convocados por los mambises, hasta convertirse en el Himno Nacional de Cuba y uno de nuestros más preciados símbolos patrios.
El 22 de agosto de 1980, en reunión del Consejo de Ministros, se acuerda la redacción del Decreto No. 74, que plantea la necesidad de “elegir una fecha que permita conmemorar anualmente el surgimiento de la cultura cubana: independentista, antiesclavista, antiimperialista y proyectada hacia el progreso social”; y a la vez reconocer “en el Himno Nacional de Cuba, nuestra Bayamesa, el símbolo en que se entrecruzan el sentimiento de amor a la patria y la decisión de combate, la expresión artística de ese acto cultural por excelencia en que el pueblo afirma y conquista su identidad plena, la guerra libertadora”.
De tal forma se instituyó el 20 de octubre como Día de la Cultura Cubana “en conmemoración del 20 de octubre de 1868, fecha en que las tropas mambisas al mando de Carlos Manuel de Céspedes liberaron la ciudad de Bayamo y el pueblo entonó por vez primera nuestro Himno Nacional, La Bayamesa, expresando el espíritu de la independencia en su inflamada música y poesía patriótica, canto pleno a la insurrección libertadora y la abolición de la esclavitud y manifestación artística de ese profundo e irreversible acto configurador de la conciencia cubana, expresión y símbolo más alto y genuino de nuestra cultura nacional”.
Réplica exacta de la escarapela
Una réplica exacta de la escarapela de José Martí, realizada por el reconocido diseñador de modas Ignacio Carmona Piñero, Nachy, fue exhibida en el mes de octubre del año 2016 en la exposición Sangre y Fuego. Imaginarios de la Bandera en el Arte Cubano, donde en el Pabellón Cuba se reunieron trabajos de destacados creadores de las artes visuales relacionados con el estandarte insular.
Para la confección del histórico distintivo, Nachy, presidente de Sección de Textiles de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (Acaa), utilizó la misma técnica artesanal e iguales cuentas —tipos y cantidad—, con el fin de reproducirlo con extrema fidelidad.
Desde muy temprana edad, este prestigioso artesano comenzó a incursionar en diferentes manifestaciones artísticas y desde entonces “me vinculé a los talleres de diseño y confección de vestuario. A partir de ahí comenzó mi formación a través de cursos y de forma autodidacta”.
Reconocido, además, por sus relevantes aportes al arte, la moda y el vestuario en los medios audiovisuales durante más de 40 años consecutivos. Creador de un prolífico universo creativo que le ha hecho acreedor de innumerables premios y reconocimientos, Ignacio ostenta, entre ellos, los lauros de Mejor Stand en el evento Hecho a Mano, en Medellín, Colombia; la Medalla conmemorativa LXXX aniversario de la Radio Cubana; el Giraldillo de Sevilla, España (el primer latinoamericano en obtenerlo); la Medalla del Historiador de la Ciudad por el trabajo en la Casa de la Obrapía; y multiples reconocimientos del Fondo Cubano de Bienes Culturales y de la Acaa.
Igualmente ha cosechado éxitos en la pintura. Sus inigualables gallos han fascinado a infinidad de coleccionistas de todo el mundo, en tanto la Televisión Cubana los ha elegido como premios a relevantes figuras de ese medio y de la cultura cubana.
Tomado de: Cuba Periodistas
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