By José Manuel Martínez
Published on 29 mayo, 2023
En la fotografía, Martí aparece frente a una pequeña pendiente y rocas llenas de arbustos, con su característico traje negro
Retrato de José Martí de cuerpo entero en Kingston, Jamaica (1892). (Foto: Juan Bautista Valdés)
La mayoría de los cubanos con seguridad recuerda la famosa ilustración que recrea al Apóstol de pie, con las manos detrás, delante de lo que parece ser una pequeña pendiente llena de arbustos. Sin embargo, poco se sabe de una de las fotografías más nítidas y mejor conservadas del más universal de los cubanos.
El retrato fue realizado por Juan Bautista Valdés el 10 de octubre de 1892, cuando Martí se encontraba en Kingston, Jamaica; último destino de su recorrido por las Antillas en favor de la futura Guerra Necesaria.
Ese día, pronunció un discurso en un acto conmemorativo por el alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes en 1868 en el ingenio Demajagua. Semanas antes, había visitado Haití y República Dominicana, donde se reunió con miembros del Partido Revolucionario Cubano, políticos e intelectuales.
De acuerdo con una reseña publicada en la revista Carteles, durante su estancia en la capital jamaiquina, José Martí se hospedó en la casa de Bautista Valdés, quien se ofreció a recibirlo, ya que sufría de ataques por una intoxicación de alimentos, contraída antes de llegar a la isla. En estas circunstancias, el Apóstol no podía quedarse en el Myrtle Bank Hotel como había planificado.
Reconstrucción a color del retrato de José Martí de cuerpo entero en Kingston, Jamaica (1892). (Foto: Juan Bautista Valdés)
Por su condición de salud delicada, recibió el tratamiento médico del doctor Bronstorph y en poco tiempo se recuperó. Fue entonces cuando Bautista Valdés lo fotografió al aire libre en una fiesta organizada por los cubanos residentes en Jamaica, en Stony Hill, una aldea a las afueras de la ciudad.
En la fotografía, Martí aparece frente a una pequeña pendiente y rocas llenas de arbustos, con su característico traje negro. Esta imagen es considerada la única que existe de cuerpo entero del Apóstol y sin compañía. La misma se publicó por primera vez en Cuba en el periódico El Fígaro, en 1899.
Bautista Valdés también documentó el intercambio con emigrados y tabacaleros. Como parte de su viaje, Martí participó en un almuerzo junto a varias familias cubanas en casa de Leonte Quesada, el 12 de octubre. La historia relata que fue en esa ocasión cuando conoció a Mariana Grajales y a María Cabrales, madre y esposa, respectivamente, del general Antonio Maceo. Al día siguiente, emprendió el viaje de vuelta a Nueva York.
La prensa local siguió de cerca al Maestro y The Colonial Standard and Jamaica Despatch publicó una entrevista en la que Martí habla del proyecto de república de justicia e igualdad, y valoró la anexión a Estados Unidos como algo imposible.
Por último, regresando a la icónica fotografía, vale destacar que la versión que insinúa que a sus espaldas sostuvo durante la sesión fotográfica una botella de ginebra que le habían regalado, no hay indicios o pruebas que lo confirmen, siendo no más que una leyenda urbana sin respaldo histórico real.
Tomado de: Periódico Cubano
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