Autor Por Pedro Rioseco
01 de Abril de 2022
El desembarco del Mayor General Antonio Maceo por Playa Duaba, Baracoa, al amanecer del primer día de abril de 1895, fue el detonante esperado por los cubanos para intensificar la recién comenzada Guerra Necesaria por la independencia del colonialismo español.
Después de siete días de azarosa navegación en la goleta Honor, finalmente llegaba a Cuba Maceo, acompañado por los también Mayores Generales del Ejército Libertador en la guerra de los 10 años y la Guerra Chiquita, su hermano José y Flor Crombet, junto a 20 patriotas más. Pero, sólo lograron traer 11 fusiles con 75 cartuchos cada uno, 23 revólveres, y 15 machetes.
Desde el 24 de febrero de 1895 la bochornosa tregua impuesta por el Pacto del Zanjón había sido rota, y ahora llegaban el Titán de Bronce y sus hombres a cumplir con el compromiso juramentado 18 años atrás en Mangos de Baraguá: de luchar hasta que la Patria fuera definitivamente libre e independiente.
Ese propio día, a tan solo unas horas del arribo, Maceo y su pequeño grupo de patriotas se enfrentaron a una patrulla española que les perseguía y la derrotaron haciéndole huir despavorida al escuchar el grito de: ¡Aquí está Maceo! ¡Viva Cuba Libre! En un escenario desconocido, con pocos rifles y machetes, el pequeño grupo tuvo que enfrentar fuerzas muy superiores, similar a lo ocurrido muchos años después a los expedicionarios del Granma.
La noticia de la incorporación de Maceo a la guerra independentista corrió como reguero de pólvora por toda la Isla, movilizando a los antiguos mambises que esperaban esa señal, pero también llegó hasta la península española, que ordenó reforzar sus fuerzas con el envío al General Arsenio Martínez Campos de oficiales y dos mil hombres más, pensando así aplastar la insurrección. Pero Martínez Campos conocía bien a Maceo y su intransigencia, hecha patente en Baraguá en marzo de 1878 y sabía que con el Titán en la Isla la guerra adquiriría otro carácter.
Para Maceo y su pequeño grupo los días posteriores al desembarco fueron muy tensos por la persecución de varias columnas españolas. El 8 de abril, en la zona de La Alegría, caen en una emboscada montada por los guerrilleros españoles lo cual hace que se dispersen y el grupo se divida en tres partes.
Un grupo al mando de Flor Crombet y José Maceo llegó el día 10 al Alto de Palmarito donde vieron venir soldados españoles en dirección opuesta y se produjo el combate donde dos expedicionarios caen heridos de muerte. En aquel aciago momento llegó Crombet y abrió fuego contra los soldados que estaban cerca y cayó también con el cráneo destrozado de un balazo. Moría allí uno de los grandes jefes cubanos. José Maceo salvó su vida lanzándose por un barranco y finalmente, tras muchas vicisitudes reunirse con tropas cubanas, mientras otros expedicionarios cayeron prisioneros.
Maceo al frente de un pequeño grupo logran escapar, siempre perseguidos muy de cerca. Pasando múltiples penalidades, sin alimentos, caminan 186 kilómetros hasta que logran hacer contacto con un campamento cubano el 18 de abril en la zona de Mayarí Arriba. Al llegar al campamento Maceo tenía un deterioro físico tal que no fue reconocido en un primer momento. De los 23 expedicionarios que desembarcaron sólo nueve lograron reunirse con las tropas insurrectas, entre ellos Antonio y José Maceo.
A partir de ese momento, tal como lo presentía Martínez Campos, la guerra en Cuba tomó otro cauce y pronto, el machete del Titán se hizo sentir en toda la región para enardecer los corazones de los cubanos. Sólo 11 días después de la llegada de Maceo a Duaba arribarían a Playitas de Cajobabo José Martí y el Generalísimo Máximo Gómez, quienes también pasando múltiples dificultades lograron finalmente contactar con las tropas cubanas que les esperaban.
Una vez en Cuba los tres máximos jefes de la revolución, la dirección de la guerra comenzó a organizarse como había sido previsto por Martí y Gómez. Al frente del Cuerpo del Ejército Libertador en Oriente, Maceo se encargó de desarrollar la guerra con su bien ganado prestigio como uno de los líderes independentistas más destacados de la segunda mitad del siglo XIX en América Latina y todo un maestro en el empleo de la táctica militar. Volvía a brillar el machete mambí.
Tomado de: Contraloría General
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