por Por Jorge Wejebe Cobo/ACN
6 de abril de 2022
José Martí y Máximo Gómez llegaron el seis de abril de 1895 a Cabo Haitiano, una pequeña ciudad portuaria muy relacionada con la Revolución de los esclavos de Haití y que fue visitada en varias ocasiones por el Apóstol en su labor revolucionaria, y donde recibió una ayuda fundamental de los simpatizantes de la causa cubana para lograr arribar a la mayor de las Antillas.
Todavía se conserva la casita de Millevoye Mercier, en la cual se alojó Martí en su última estancia en la urbe, lugar cuidado por sencillos lugareños que recuerdan al luchador por la independencia nacional, y también existe una calle en la localidad que lleva su nombre.
El mes de abril de 1895 se presentaba decisivo para los planes del Delegado del Partido Revolucionario Cubano de consolidar el levantamiento revolucionario del 24 de febrero de ese año, con la presencia impostergable en la Isla de los principales jefes Antonio Maceo, Gómez y él mismo.
Ya habían sufrido la ocupación en enero por las autoridades estadounidenses, auxiliadas por el espionaje español, de tres barcos en el Puerto de La Fernandina, en La Florida, y alijos de armas suficientes para pertrechar un pequeño ejército previsto para desembarcar en las costas cubanas.
Ese revés estableció las peores predicciones para el proyecto independentista, pues concebía que la formidable expedición fuera dirigida por los líderes del movimiento que, de forma simultánea, desembarcarían en la región oriental, en Camagüey y Las Villas.
Sin embargo, contra todos los pronósticos, los patriotas de dentro y fuera de Cuba no se amilanaron y se sorprendieron por la envergadura de la obra clandestina del Apóstol, demostrada con el plan de La Fernandina y el programa revolucionario siguió su curso con los cambios necesarios para que llegaran a como diera lugar a las costas antillanas los miembros de la dirección del movimiento.
La prédica de Martí de incorporarse a la guerra sin dilación y a pesar del riesgo fue apoyada por el Titán de Bronce, residente en Costa Rica, que por encima de su opinión sobre las formas de arribar al país y las diferencias personales que mantenía con Flor Crombet, se alistó en la expedición, organizada por este general con un poco dinero enviado por El Apóstol.
El primero de abril desembarcaron por Duaba, cerca de Baracoa, la expedición Maceo-Crombet con alrededor de veinte patriotas, incluyendo al hermano de Maceo, José, y un grupo de oficiales veteranos de la Guerra de los Diez Años que casi son aniquilados por las tropas peninsulares que logran abatir al bravo Flor Crombet, en una emboscada.
No obstante, la incorporación de los Maceo al Ejército Libertador inició un periodo de importantes victorias en la región. La escala de Martí y Gómez en Cabo Haitiano constituyó, sin dudas, un punto de interés y de reconocida importancia por el apoyo que recibieron en su plan de llegar a Cuba, propósito conquistado el 11 de abril de 1895 en Playitas de Cajobabo.
José Martí y Máximo Gómez llegaron el seis de abril de 1895 a Cabo Haitiano, una pequeña ciudad portuaria muy relacionada con la Revolución de los esclavos de Haití y que fue visitada en varias ocasiones por el Apóstol en su labor revolucionaria, y donde recibió una ayuda fundamental de los simpatizantes de la causa cubana para lograr arribar a la mayor de las Antillas.
Todavía se conserva la casita de Millevoye Mercier, en la cual se alojó Martí en su última estancia en la urbe, lugar cuidado por sencillos lugareños que recuerdan al luchador por la independencia nacional, y también existe una calle en la localidad que lleva su nombre.
El mes de abril de 1895 se presentaba decisivo para los planes del Delegado del Partido Revolucionario Cubano de consolidar el levantamiento revolucionario del 24 de febrero de ese año, con la presencia impostergable en la Isla de los principales jefes Antonio Maceo, Gómez y él mismo.
Ya habían sufrido la ocupación en enero por las autoridades estadounidenses, auxiliadas por el espionaje español, de tres barcos en el Puerto de La Fernandina, en La Florida, y alijos de armas suficientes para pertrechar un pequeño ejército previsto para desembarcar en las costas cubanas.
Ese revés estableció las peores predicciones para el proyecto independentista, pues concebía que la formidable expedición fuera dirigida por los líderes del movimiento que, de forma simultánea, desembarcarían en la región oriental, en Camagüey y Las Villas.
Sin embargo, contra todos los pronósticos, los patriotas de dentro y fuera de Cuba no se amilanaron y se sorprendieron por la envergadura de la obra clandestina del Apóstol, demostrada con el plan de La Fernandina y el programa revolucionario siguió su curso con los cambios necesarios para que llegaran a como diera lugar a las costas antillanas los miembros de la dirección del movimiento.
La prédica de Martí de incorporarse a la guerra sin dilación y a pesar del riesgo fue apoyada por el Titán de Bronce, residente en Costa Rica, que por encima de su opinión sobre las formas de arribar al país y las diferencias personales que mantenía con Flor Crombet, se alistó en la expedición, organizada por este general con un poco dinero enviado por El Apóstol.
El primero de abril desembarcaron por Duaba, cerca de Baracoa, la expedición Maceo-Crombet con alrededor de veinte patriotas, incluyendo al hermano de Maceo, José, y un grupo de oficiales veteranos de la Guerra de los Diez Años que casi son aniquilados por las tropas peninsulares que logran abatir al bravo Flor Crombet, en una emboscada.
No obstante, la incorporación de los Maceo al Ejército Libertador inició un periodo de importantes victorias en la región. La escala de Martí y Gómez en Cabo Haitiano constituyó, sin dudas, un punto de interés y de reconocida importancia por el apoyo que recibieron en su plan de llegar a Cuba, propósito conquistado el 11 de abril de 1895 en Playitas de Cajobabo.
Tomado de: Tomado de: Tomado de: Adelante
No hay comentarios:
Publicar un comentario