miércoles, 27 de abril de 2022

El amor en versos de padre

Autor: Emilio L. Herrera Villa
digital@juventudrebelde.cu
Publicado: Lunes 25 abril 2022 | 11:30:52 pm

La Feria Internacional del Libro de La Habana, el evento literario más importante del país, dedica especial atención al poemario Ismaelillo, de José Martí, en su aniversario 140

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Ismaelillo es una de las obras de poesía más emblemáticas e influyentes del modernismo - Autor: Juventud Rebelde - Publicado: 25/04/2022 | 10:40 pm

Aunque no lo consideremos como tal, Ismaelillo (1882) es uno de los poemarios de amor paternal de mayor belleza estética escritos en lengua española. Lo creo digno de resaltar pues el público no especializado en el inmenso legado martiano tiende a contemplar este libro como una obra menor o secundaria. Y es todo lo contrario.

El Ismaelillo es blasón y precursor de la poesía modernista. Es soltura, firmeza, elegancia de estilo, imágenes, musicalidad. La forma más cotidiana del preciosismo martiano, llevada a versos que, sin dejar de ser sencillos, presentan un cuidado elevado. Se avista desde la primera página, cuando el poeta regala uno de los prólogos paternales más bellos jamás escritos:

«Hijo:

Espantado de todo me refugio en ti.

Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti.

Si alguien te dice que estas páginas se parecen a otras páginas, diles que te amo demasiado para profanarte así. Tal como aquí te pinto, tal te han visto mis ojos. Con esos arreos de gala te me has aparecido. Cuando he cesado de verte en una forma, he cesado de pintarte. Esos riachuelos han pasado por mi corazón.

¡Lleguen al tuyo!».

En medio de la insoportabilidad del bregar diario, de todas las presiones, dificultades y sufrimientos, Martí encuentra consuelo en su niño. El padre busca sostén en la figura aparentemente frágil de su pequeño. La debilidad y la inocencia que habita en el hijo lo vigorizan. Con él remplaza lo negativo por luz y fuerza vital.

Toda vanguardia poética está siendo recordada en el programa de la presente edición de la Feria Internacional del Libro. En esta ocasión, el Centro de Estudios Martianos honra el poemario, en este importante aniversario, con un panel titulado A 140 años del Ismaelillo.

«De “pequeño devocionario lírico” catalogó Rubén Darío al Ismaelillo de José Martí, escrito en 1881 y publicado en Nueva York en abril de 1882. Sin embargo, no han de catalogarse estos versos como un simple canto al amor y goce paternal; ellos han de entenderse, en rigor, como la revelación de las esencias de la lucha espiritual del poeta con el mundo inhóspito que le rodea, ante la cual el infante se erige como elemento de sostén en tres sentidos fundamentales, simbólicamente expresados en el poema Príncipe enano: “Él para mí es corona / almohada, espuela”. Alude la representación de la corona como dominio y protección, la almohada como consuelo, y la espuela como inspiración y fuerza vital», explica a JR la investigadora Mariana Pérez Ruiz, del equipo de realización de la Edición Crítica de las Obras Completas de José Martí.

De acuerdo con la Doctora en Ciencias Literarias Lourdes Ocampo Andina, del grupo de Edición Crítica de las Obras Completas de José Martí, el poemario también «está dedicado a las futuras generaciones, y es un llamado ético y estético a la lucha por la virtud y el bien universal. Las palabras preliminares constituyen una declaración de principios. Dice el poeta: “Hijo, espantado de todo, me refugio en ti”; el poeta contrapone dos pronombres: “todo” y “ti”; el primero abarca una inmensidad indeterminada, alude a una realidad que vive en el tiempo, al horror, al susto que le provoca su circunstancia vital, y el segundo se circunscribe a un sujeto determinado, el hijo, que en el poemario —en franca alusión al carácter polisémico e inabarcable de la poesía—, podría interpretarse como su propio retoño, las futuras generaciones y la creación literaria».

El Ismaelillo es un poemario innovador en ritmo y versificación, pero a la vez repleto de simbologías. El título hace referencia al relato bíblico de Ismael (el apodo de su hijo, José Francisco Martí Zayas-Bazán). El Apóstol sintió una analogía en la vida de Ismael y Jacob con su vida azarosa. Los descendientes de Jacob padecieron el exilio, como el poeta, razón por la cual Martí se identifica con su historia.

«El crítico uruguayo Ángel Rama considera este cuadernillo como “un libro conflictual, con un planteamiento hondamente dramático, mayor quizá que el postulado por sus versos libres, pues aquí descubre Martí el otro hemisferio de la existencia, que está regido por el amor, y que no volverá a aparecer hasta Versos sencillos”», acota Mariana Pérez Ruiz.

«”Para un príncipe enano / Se hace esta fiesta”, pero ¿cuál es la fiesta? ¿A qué hace referencia el poeta? Es la fiesta de la ternura parental, la del regocijo del padre por el nacimiento del hijo, pero es también la fiesta literaria, de proyección de futuro por los nuevos cantos de la modernidad literaria; mucha polisemia se encierra en la declaración del poemario como fiesta, a la que está invitado su hijo, y con él las generaciones venideras», analiza Ocampo Andina.

En varios de los 15 poemas que conforman el volumen, Martí maneja el color blanco con un valor artístico para ilustrar la pureza, la perfección y belleza moral de la presencia de su niño y su influencia purificadora hacia él. Además, la utilización del diminutivo en el Ismaelillo contribuye a reforzar el sentimiento de amor por el hijo querido. La destacada poetisa Gabriela Mistral, al referirse al lenguaje empleado por Martí, dijo: «Hace el verso a la medida de su necesidad».

Según Mariana Pérez, en esta obra se evidencia «la escasez de subterfugios escriturales de alta complejidad técnica y lingüística que propicia resonancias desde lo emocional con cualquier tipo de público, incluido el infantil (si bien no es este, por su esencia conceptual y dramática, un texto escrito para niños); la visible correspondencia entre la naturalidad de la idea expresada y la espontaneidad del tono con que se materializa. La sencillez estructural y expresiva de los poemas, ajena a cualquier suerte de exotismo lírico».

Gran parte de la poesía del Ismaelillo alude al recuerdo del hijo ausente, pues el año anterior a la publicación del libro, Martí se separó de su esposa, Carmen Zayas-Bazán, y esto lo alejó, de cierta manera, de su hijo.

En el poema Amor errante el poeta demanda a su niño: «Hijo, en tu busca / Cruzo los mares: / Las olas buenas / A ti me traen: / Los aires frescos / Limpian mis carnes / De los gusanos / De las ciudades; / Pero voy triste / Porque en los mares / Por nadie puedo / Verter mi sangre».

Compara a su pequeño con un tirano, el único que merece hacerle reverencia. En Mi reyecillo se rinde Martí ante el más puro de los monarcas cuyo cetro es un beso.

«Los persas tienen / Un rey sombrío; / Los hunos foscos / Un rey altivo; / Un rey ameno / Tienen los íberos; / Rey tiene el hombre, / Rey amarillo: / ¡Mal van los hombres / Con su dominio! / Mas yo vasallo / De otro rey vivo, / —Un rey desnudo, / Blanco y rollizo: / Su cetro —un beso! / Mi premio —un mimo! / Oh! cual los áureos / Reyes divinos / De tierras muertas, / De pueblos idos / —¡Cuando te vayas, / Llévame, hijo!— / Toca en mi frente/ Tu cetro omnímodo; / Úngeme siervo, / Siervo sumiso: / ¡No he de cansarme / De verme ungido! / ¡Lealtad te juro, / Mi reyecillo! / Sea mi espalda / Pavés de mi hijo: / Pasa en mis hombros / El mar sombrío: / Muera al ponerte / En tierra vivo: / —Mas si amar piensas / El amarillo / Rey de los hombres, / ¡Muere conmigo! / ¿Vivir impuro? / ¡No vivas, hijo!

«Ismaelillo muestra la feliz confluencia de tradición y modernidad en un poemario, esa que lo jerarquiza en un sentido diacrónico y sincrónico dentro de la historia de la literatura española. Ello permite considerarlo como un referente de fundación —aun cuando, a veces, haya podido cuestionarse su pobre difusión inmediata e impacto directo en la obra de sus contemporáneos—, de excelencia poética de la lengua y del modernismo hispanoamericano», concluye la investigadora Pérez Ruiz.

Tomado de: Juventud Rebelde

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