Por Pedro Martínez Pírez
Editado por Maite González Martínez
La pandemia impedirá este año la tradicional Marcha de las Antorchas que en las noches del 27 de enero se han realizado en los últimos años con la participación de decenas de miles de estudiantes y los máximos dirigentes de la Revolución , en un recorrido que se inicia en la Universidad de La Habana y culmina en la Fragua Martiana , sitio emblemático donde padeció injusta y cruel prisión el adolescente José Martí.
Este 27 de enero, en la víspera del nacimiento de José Martí en La Habana , la Marcha de las Antorchas pasará a las redes sociales para evocar los trabajos forzados realizados en 1871, en esa antigua cantera, por el joven a quien las autoridades coloniales españolas condenaron, por sus ideas independentistas, a seis años de prisión.
Pero el 28 de enero tiene también un alto significado para el hermano pueblo de Ecuador, pues ese día, de 1912, fue asesinado en Quito el General Eloy Alfaro, considerado como el mejor presidente ecuatoriano de todos los tiempos. El crimen de Alfaro es descrito por el historiador ecuatoriano Alfredo Pareja Diezcanseco en su obra titulada "La Hoguera Bárbara".
Se unen así en la historia el Apóstol de la independencia cubana y el Viejo Luchador ecuatoriano, quienes se habían conocido en la ciudad de Nueva York el 24 de octubre de 1890, y el más universal de los cubanos dejó escrito para la historia que Alfaro era "uno de los pocos hombres de creación en América".
Eloy Alfaro, fue el único presidente de América que el 19 de diciembre de 1895, siete meses después de la caída heroica de José Martí en Dos Ríos, en el oriente cubano, escribió desde la ciudad de Guayaquil a la Reina Regente de España, para demandar la independencia de Cuba.
Y desde los campos de batalla por la primera independencia cubana el general Antonio Maceo, conocido como el Titán de Bronce, escribió a Eloy Alfaro para agradacerle su incondicional apoyo a la revolución independentista cubana, porque Alfaro también trató de aportar armas y combatientes a la lucha de los cubanos por su liberación.
Extraordinaria fue la labor de José Martí desde el exilio para unir a los independentistas de varias generaciones, a los veteranos con los pinos nuevos, y hacer realidad en 1895 el inicio de la guerra justa, necesaria y breve que pusiera fin a la dominación colonial española en la Mayor de las Antillas, en una contienda difícil por el empecinamiento de las autoridades coloniales y la amenaza de anexión proveniente de Washington.
Horas antes de su caída en el oriente cubano, José Martí escribió a su queridísimo amigo mexicano Manuel Mercado una carta considerada por muchos como el testamento político del Héroe Nacional de Cuba.
“Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber” –escribió Martí en su carta inconclusa del 18 de mayo de 1895--, y señaló que lo animaba el sagrado deber de “impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América”.
“Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso”, agregó Martí, al revelar que “en silencio ha tenido que ser y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin”.
José Martí, quien vivió durante más de quince años en Estados Unidos y advirtió a los pueblos de Nuestra América sobre la voracidad del imperio naciente, le dijo a su amigo mexicano que era su obligación “impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los imperialistas de allá y los españoles, el camino que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América, al Norte revuelto y brutal que los desprecia”.
En esa carta a Manuel Mercado está la famosa frase del Apóstol de la independencia cubana: “Viví en el monstruo y le conozco las entrañas; y mi honda es la de David”, texto que acompañó a la imagen del Apóstol tomada de una obra del gran pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín en el calendario de bolsillo de Radio Habana Cuba, cuando se cumplieron 160 años del nacimiento en La Habana de José Marti.
El prócer de la independencia cubana luchó denodadamente contra las corrientes anexionistas y autonomistas; levantó el fervor de los cubanos por la independencia, fundó un partido político y también el periódico “Patria” en su permanente batalla de ideas, y en su carta póstuma advirtió que él podría físicamente desaparecer pero no desapareceria su pensamiento.
El Partido revolucionario fundado por Martí en 1892 se proponía lograr la independencia de Cuba y fomentar y auxiliar la independencia de la hermana Puerto Rico, la colonia yanqui más antigua del mundo.
Hermosa es la obra literaria, periodística y poética de José Martí. Grandes sus aportes en la docencia, el medio ambiente y la diplomacia. Relevantes sus siempre atinados comentarios sobre la salud, el deporte, las ciencias, la igualdad entre los seres humanos. Pocos como él cultivaron el amor por la historia y la cultura de Nuestra América. En la obra inmensa de Martí, quien murió a los 42 años de edad, se pueden leer las mejores crónicas sobre la cruda realidad de Estados Unidos, la bajeza y ambición de sus políticos, y al mismo tiempo el heroísmo y grandeza del Libertador Simón Bolívar y otros próceres de Nuestra América.
No fue casual que en su autodefensa como abogado el joven Fidel Castro, en el año del centenario del nacimiento del Apóstol, proclamara que el histórico Asalto al Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953, tuvo como autor intelectual a José Martí.
El Héroe Nacional de Cuba es un verdadero paradigma en la lucha de los pueblos de Nuestra América por su segunda y definitiva independencia. Él está en el corazón y en la mente de los cubanos que aman a su patria y defienden las conquistas de la Revolución. En José Martí se cumple su propio apotegma de que la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida.
Su legado político e ideológico vive en la práctica de todo un pueblo y en la filosofía de un gobierno y un partido que hacen suya esta rica herencia, la cual preservan con celo, para que nunca muera el ideario del Maestro.
Y en la obra y las ideas de Eloy Alfaro se inspiran hoy en Ecuador quienes quieren dar continuidad al legado del Viejo Luchador, rescatar la dignidad de ese pueblo hermano, reintegrarle al país la soberanía e integrar al Ecuador al conjunto de naciones progresistas de Nuestra América.
Alfaro y Martí, juntos en la historia este 28 de enero de 2021, cuando los cubanos celebramos el 168 aniversario del natalicio del Apóstol, y los ecuatorianos evocan el 109 aniversario del cruel asesinato del Viejo Luchador, y se proponen rescatar su ideario radical para que prevalezca la dignidad en la Mitad del Mundo.
Tomado de: Radio Habana Cuba
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