Beatriz Galbán Álvarez
Holguín
Publicado: 25 Enero 2022
Cuando el 28 de enero de 1960, a más de un año del triunfo de la Revolución Cubana Ernesto Che Guevara honró a José Martí iniciaba para el naciente proceso una evocación constante a su obra y hacer por la patria.
Como su "lenguaje no envejece" el hombre de los Versos Sencillos desanda con cautela los días de su Cuba amada.
Estudiar al detalle sus discursos, la ética que le acompañaba, su definición de política y los artículos publicados en Patria, por sólo citar algunos ejemplos es reverenciar el legado de quien fuera llamado por Fidel Castro el guía eterno de nuestro pueblo.
"Maestros ambulantes", de Mayo de 1884, artículo de vigencia total dejó para la posteridad el que "Ser bueno es el único modo de ser dichoso" y "Ser culto es el único modo de ser libre".
Cada pronunciamiento martiano se volcaba a las capacidades individuales para que los seres humanos sirvieran honradamente a la colectividad.
Son máximas erigidas en las Obras Completas del escritor de la Edad de Oro, contra la complacencia de la sumisión y a la anexión a los Estados Unidos, que a estas alturas del siglo XXl mantienen la atención de muchos hombres y mujeres del planeta.
La prédica martiana trasciende al presente por la originalidad y la articulación de tantas ideas de causa común.
Fue Martí ese ser radical y al mismo tiempo armonioso y su pensamiento revolucionario al decir de Armando Hart Dávalos está insertado en estas dos categorías fundamentales: armonioso y radical.
Evocarlo por su genialidad y referente universal en las letras, la política, la cultura y la acción nos entregan a un José Martí de cubanía íntegra.
Y en la búsqueda de la dignidad plena del hombre sin distinción de clase alguna, "dígase hombre, y ya se dicen todos los derechos"; otra vez José Martí y su legado que no caducará jamás.
Tomado de: Al Día (Telecristal)
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