Por El Dictamen
Por: Miguel Salvador Rodríguez Azueta
enero 25, 2022
Discurso preparado en para el 159 aniversario del natalicio de José Martí en la ciudad de Veracruz.
El mexicano enano no ama, por lo mismo no cultiva ningún tipo de literatura, de poesía. Porque cuando ha llegado a ellas, accidentalmente ha descubierto que ni el literato ni el poeta están entre sus colaboradores.
Me permití citar un pasaje del libro “El Mexicano enano” escrito por Carlos Monroy en 1966, no por disgustar a las personas bajitas, sino porque creo que tanto el autor como el maestro José Martí en su poema el “Príncipe enano” se referían no a la estatura del cuerpo sino a la estrechez del alma de los individuos en particular de los poderosos, de los tiranos.
Por eso quiero tratar el tema, pues hoy al hablar del apóstol de la independencia cubana es ineludible referirse al tamaño del alma de un hombre que luchó por la libertad de su país y que, pese a los fracasos y adversidades de todo tipo, no cesó en su objetivo, por eso podemos hoy hablar del alma de un gigante.
Algunos de los presentes ya conocen mi estilo, no me avocare a hablar de la biografía tipo wikipedia, copy & paste del personaje, eso sí, es importante señalar que fue contemporáneo de Salvador Díaz Mirón y que visitó nuestro puerto en algunas ocasiones.
Muchos son los méritos del homenajeado, es obvio que por ello estamos aquí presentes, enumerar su labor política y poética me llevaría bastante tiempo y no quiero ocasionar un disgusto diplomático por omitir algún detalle. Por ello englobare la herencia del maestro en pocas palabras: Un cuerpo que albergaba el alma de un gigante.
José Martí amaba la literatura, amaba la poesía, y por consiguiente a su patria, conocía a su gente y a sus colaboradores y sobre todo sabía que en la niñez estaba la esperanza del mundo, por eso el pensamiento de este cubano universal debe ser seguido por todos los profesores de Latinoamérica, fomentando el crecimiento del alma de los niños, a través del amor a su cultura, a su historia, a su patria.
Estimados amigos, esto no es más que una gran verdad, nuestros pequeños son el futuro, nuestros próximos líderes, servidores públicos, empresarios que desafortunadamente en muchos casos, desconocen su realidad histórica.
Respecto a los empresarios, quiero si me lo permiten las autoridades hacer una reflexión, esta zona está siendo conocida, refiriéndome avenida Martí, como la condesa veracruzana, en ese tenor yo invito a los propietarios a que unamos esfuerzos para evitar etiquetas frívolas y cultivemos el arte y la cultura, el aprovechamiento del tiempo libre y esparcimiento para tonificar el alma del veracruzano y su crecimiento.
Todo lo antes dicho, engloba una verdad, tan elemental, que como decía el apóstol Martí, cabe en el ala de un colibrí.
Filosofo, escritor, poeta, político, en síntesis, un gigante, que nos enseñó a través de su ejemplo a que debemos continuar en la lucha para lograr un mejor país una mejor sociedad.
A Cuba y Veracruz, los une más que una referencia geográfica, son hermanas, ambas son cunas de hombres sinceros, de donde crece la palma, en donde antes de morir se echan versos del alma.
De hombres y mujeres que vienen de todas partes, y hacia todas parten se dirigen, que son arte entre las artes, que, en los montes, montes son, que conoces de nombres extraños, de yerbas y flores, de mortales engaños y sublimes dolores.
Para concluir quiero agradecer a ustedes su atención y declamar parte de unos versos del poeta aprovechando esta hermosa mañana:
He visto vivir a un hombre
con el puñal al costado,
Sin decir jamás el nombre
de aquella que lo ha matado.
Rápida, como un reflejo,
dos veces vi el alma, dos:
Cuando murió el pobre viejo,
Cuando ella me dijo adiós.
Tomado de: El Dictamen
No hay comentarios:
Publicar un comentario