viernes, 14 de mayo de 2021

Agramonte y Martí en la conciencia ética revolucionaria de Cuba

Por Ariel Moreno Cruz
Especialista de Historia del Comité Provincial del Partido
11 Mayo 2021

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Foto: Tomada de Bohemia

CAMAGÜEY.- El mes de mayo posee un amargo recuerdo para nuestra memoria histórica: los aniversarios de las desafortunadas caídas en combate de Ignacio Agramonte Loynaz y José Martí Pérez, el 11 y el 19, respectivamente.

El amplio sentido ético de estas figuras nos evoca a rememorar su impronta para la nación, tanto en sus diferentes momentos históricos como en la actualidad.

La ética, como la parte de la filosofía que estudia la moral, trata las razones por las cuales una acción ha de ser considerada como buena y justa. Aplicando este precepto y de acuerdo con sus ideales, Ignacio Agramonte en la reunión del Paradero de Minas, el 26 de noviembre de 1868, realizó un acto de singular valor para la causa que defendía, cuando intervino y se enfrentó a un grupo que quería deponer las armas. Sus palabras fueron decisivas para esclarecer la importancia de continuar con la lucha armada como único camino a lograr la independencia.

“Acaben de una vez los cabildeos, las torpes dilaciones, las demandas que humillan: Cuba no tiene más camino que conquistar su redención arrancándosela a España por la fuerza de las armas”, sentenció.

Fidel Castro, en su discurso por el centenario de la caída de El Mayor resaltó el impacto histórico de aquel hecho refiriéndose a que “ese fue el primer servicio extraordinario prestado por Ignacio Agramonte a la lucha por la independencia”.

En el Apóstol la ética fue mediación central y núcleo de su pensamiento y acción, sintetiza lo más valioso del pensamiento filosófico, pedagógico y científico de su tiempo, en un proceso de creación, continuidad-ruptura, donde el sentido ético humanista guía su proyecto de nación.

Esto converge con los principios martianos de la utilidad de la virtud, el equilibrio del mundo y en la cultura de hacer política, los cuales rigen hoy las decisiones, posturas y proyecciones de nuestro Gobierno en los más disímiles sectores y asuntos.

La Revolución Cubana tendría presente las formas prácticas y éticas de estos héroes para preservar la soberanía conquistada y asegurarla hacia el futuro. Para ello constituyen importantes bases la unidad de nuestro pueblo y el papel del Partido como organización político-cultural que sintetiza una conciencia histórica ética e ideológica en la cual impere “el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.

Tomado de: Periódico Adelante

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