Agustina Bell Bell
8 mayo, 2021
En este segundo Domingo de Mayo, es un buen momento para recordar a uno de los patriotas más significativos de Cuba, a José Martí Pérez, quien mostró desde muy joven, un elevado nivel de sensibilidad e inteligencia y supo comportarse siempre como un hombre, un ser humano de su tiempo con virtudes y defectos pero que sintió amor por su madre y por su Patria.
A solo 10 días de conmemorar su muerte en combate en Dos Ríos en 1895, podemos aprovechar el acontecimiento de hoy y acercarnos al Martí amante incondicional de Doña Leonor Pérez, afirmación que tiene su argumento en los poemas y en las cartas del Apóstol.
Fue el 28 de agosto de 1870 en plena prisión en las canteras de San Lázaro y con apenas 17 años cuando él escribe el poema A MI MADRE, tan sencillo, pero lleno de una ternura y un sentimiento indescriptible:
Mirame, madre, y por tu amor no llores:
Si esclavo de mi edad y mis doctrinas
Tu mártir corazón llené de espinas,
Piensa que nacen entre espinas flores.
¿Qué madre en cualquier época al leer este poema no siente orgullo de ese ser que trajo al mundo y expresa su inmenso cariño con tan sentidas palabras?. Y más si el poema se escribe al dorso de una foto donde estaba con el traje del penal y con las cadenas que debía arrastrar, con el grillete al pie.
En contraste con este poema de adolescente, está la carta que envió José Martí a Doña Leonor desde Montecristi, Santo Domingo, en 1895, cuando estaba dotado ya de la experiencia de clamar por su Patria. En víspera de su viaje a Cuba, él le escribe:
Madre mía:
Hoy, 25 de marzo, en vísperas de un largo viaje, estoy pensando en Ud. Yo sin cesar pienso en Ud. se duele en la cólera de su amor, del sacrificio de mi vida; y ¿por qué nací de Ud. con una vida que ama el sacrificio? Palabras, no puedo. El deber de un hombre está allí donde es más útil. Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre.
Abrace a mis hermanas, y a sus compañeros. ¡Ojalá pueda algún día verlos a todos a mí alrededor, contentos de mí! Y entonces sí que cuidaré yo de Ud. con mimo y orgullo. Ahora, bendígame, y crea que jamás saldrá de mi corazón obra sin piedad y sin limpieza. La bendición.
Son dos momentos de la vida de José Martí, donde se aprecia el amor del Apóstol hacia su madre y es bueno tenerlo presente en este día porque nada compite con el amor a la madre y a la Patria como lo dejó claro en el Poema dramático Abdala:
Perdona ¡oh madre! que de ti me aleje
Para partir al campo. ¡Oh! Estas lágrimas
Testigos son de mi ansiedad terrible,
Y el huracán que ruge en mis entrañas.
¡No llores tú, que a mi dolor ¡oh madre!
Estas ardientes lágrimas le bastan!El amor, madre, a la patria
No es el amor ridículo a la tierra,
Ni a la yerba que pisan nuestras plantas;
Es el odio invencible a quien la oprime,
Es el rencor eterno a quien la ataca;
Y tal amor despierta en nuestro pecho
El mundo de recuerdos que nos llama
A la vida otra vez, cuando la sangre,
Herida brota con angustia el alma;
¡La imagen del amor que nos consuela
Y las memorias plácidas que guarda!
Tomado de: Radio Mambí
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