miércoles, 5 de mayo de 2021

Ese cubano infinito que nos regalan

Por Yang Fernández Madruga
Adelante
27 Abril 2021

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CAMAGÜEY.- La universalidad de José Martí, es un manto atemporal que cubre la cotidianidad del pueblo cubano. Desde las escuelas hasta una simple frase, dicha en una cola cualquiera, lo revive como una suerte de expresión para denominar lo mejor de su gente. Ese sentimiento lo ha reanimado también la Sociedad Cultural, que lleva el nombre del Apóstol, y ha trabajado por más de veinte años por elevar sus ideales. Por esa línea, la filial de Camagüey, desde su creación, hace 24 años, ha demostrado ser una fiel componente entre aquellos consagrados por divulgar el bien profesado por ese hombre.

En la Casa de la Memoria, hogar que comparte con la Unión de Historiadores de Cuba, la institución ha desplegado un abanico de oportunidades puertas adentro, y fuera, para divulgar la obra del creador de La Edad de Oro. Con unos 724 afiliados, 12 consejos martianos y 90 clubes, reflejan, más que los datos de un crecimiento, el serio compromiso de sus integrantes en la provincia por insertar la obra edificadora del líder de la Guerra del ‘95 que cayera el 19 de mayo, de 1895 en Dos Ríos.

“No dilapidemos este tesoro, que además no nos pertenece por modo exclusivo. Lo que sí nos pertenece es el deber de darlo a conocer con seriedad y eficacia (…) no abandonemos las posibilidades que están abiertas para el grandioso plan de hacer presente a Martí en el mundo (…)”, dijo en su discurso, dedicado al tercer aniversario de la SCJM, el célebre investigador de la obra de El Maestro, Cintio Vitier. Y hacen vívidas esas reflexiones las palabras de Maricela Valido Portela, presidenta de la SCJM de este territorio: “en el presente contamos con 14 proyectos que se articulan con la sociedad y a su vez con otras entidades”.

No ha sido cuestión de cifras ni de llenar espacios para satisfacer un plan de actividades. Nada de eso. “La Sociedad”, en la ciudad de los tinajones, se ha caracterizado por el sacrificio. El rostro preocupado de Valido Portela, lo evidencia con la celebración de fechas significativas o reuniones de diversas índoles. Lo evidencia el resto de su ejecutivo que, de manera coherente, ha acompañado su accionar en la institución que engrandece la obra del escritor de Abdala. Desde “la Casita”, como gusta llamar a aquel enclave, ideal para beber de la sabiduría de Martí y de nuestras páginas gloriosas, se abren ventanas para contemplar mejor a nuestra Patria.

El trabajo conjunto con instituciones como el Citma, la Unhic, la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz, ha sido uno de los éxitos que han fortalecido sus perspectivas y nutrido, de mayor calidad, los diferentes concursos, encuentros, cursos y lecciones que son organizadas desde la sede y otros predios. La mirada martiana transversaliza una lista larga de temáticas: desde la ciencia hasta el deporte, la educación y el divertimento o la infancia y la vejez. Y de manera eficiente, como hormigas obreras, las anfitrionas de la Casa de la Memoria se han servido de ese amplio espectro para enriquecer a la vecindad.

Hacia la comunidad está orientado el grueso de las labores de la SCJM. Se necesita un Martí de todos, y las zonas aledañas siempre son el mejor comienzo. Pero, a partir su nacimiento, el colectivo de esa filial camagüeyana se propuso extender el alma de creador de los Versos Sencillos más allá de sus límites, de los dominios del casco histórico.

De las iniciativas surgidas en el seno del hogar martiano ha destacado, por su alcance a nivel territorial y nacional, el Proyecto Colibrí de Arte Miniaturista, encabezado por el ceramista, Nazario Salazar Martínez. Niños, jóvenes y hacedores consolidados han confluido en esa empresa que tiene el propósito de representar al padre del Ismaelillo, inmerso artísticamente en nuestros sentimientos, en el contexto del ayer, del ahora y del futuro… vestido de cubano infinito.

Pareciera que la pandemia opacara, por instantes, el protagonismo de los martianos. O que el temor a un positivo detuviera aquella viva hoguera de voluntades, como el aguacero repentino que apaga una fogata. Pero la gente de Maricela es indetenible. Pertenecen a ese excelente ejército de aprendices que siempre nos regalan, con toda la gratitud del mundo, al más virtuoso de los maestros.

Tomado de: Periódico Adelante

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