jueves, 25 de enero de 2007

"Oh, qué dulce es morir"

Radio Angulo Digital/Jueves 25/01/07
Por Karina Escalona Peña

Una de las más grandes pasiones martiana desde su temprana juventud es el arte dramático, por lo que no resulta extraño que la primera obra entre sus méritos literarios y artísticos es un poema titulado Abdala.

Muy cerca de los sucesos del teatro Villanueva se encontraba el joven Martí velando por la impresión del único número de La Patria Libre, que pretendió ser un semanario democrático cosmopolita.

Allí lo encontró Leonor Pérez cuando salió a buscarlo, acongojada por lo que podría sucederle en medio de las revueltas, según cuenta ella misma años más tarde.

Las dos últimas páginas del periódico corresponden al poema Abdala, un joven héroe africano, personaje seleccionado por Martí para defender a su Patria de un invasor extranjero.

Incluso podría calificarse en parte de autobiográfico, pues el héroe de la historia debe enfrentarse, como le tocó al mismo Martí, a la tristeza de dejar a un lado el amor que profesaba para cumplir con su deber mayor de defender la tierra que lo vio nacer y a la que dedicó su fecunda existencia.

Esta breve pieza poética es considerada por muchos uno de los momentos de mayor intensidad de toda la literatura dramática del Héroe Nacional José Martí, y es ejemplo de la centuria de oro de la literatura cubana (siglo XIX), momento de gran censura y en el que los artistas se expresaban sobre su realidad inmediata.

A los valores artísticos de Abdala debe sumarse su valor patriótico, pues convierte a los versos del joven Martí y al protagonista de su obra en paladines de libertad.

Los anhelos del pueblo cubano se ven reflejados en cada parlamento del héroe de ficción creado por el autor para despertar los sentimientos independentistas que aún yacían callados en el corazón de muchos futuros compañeros de lucha.

Dos aspectos destacan en Abdala: la síntesis poética de la acción y la trascendencia de un mensaje ético que es alimento esencial para el espíritu de la cultura cubana, en estado de formación, y a partir de ahí comienzan a parecer poemas de alto valor patriótico Abdala es sin dudas el claro mensaje de lo que sería la existencia martiana, cuando en el último parlamento del protagonista escribe Martí: Oh, qué dulce es morir, cuando se muere/Luchando audaz por defender la patria!

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