miércoles, 9 de febrero de 2022

Cuba. Martí en los monumentos de José Delarra

Por Flor de Paz
Resumen Latinoamericano
30 de enero de 2022.

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Los 26 tomos de las Obras completas de José Martí —de la Editora Nacional de Cuba, 1963— ocupaban uno de los largos anaqueles de un librero construido a lo ancho y alto de una pared la saleta de la casa donde formó su familia. Eran libros de vestidura violeta que de uno en uno pasaron por la mesa de noche, sitio que ocupaban los elegidos para las lecturas nocturnas. El hábito lo heredó de su padre, un lector infinito y seguidor de las obras del Apóstol. Abrigado en esas ideas, la primera escultura de José Delarra[i], modelada a los once años de edad, fue una cabeza de Martí.

Su currículo da cuenta de unas 18 esculturas de mediano y gran formato en torno al tema martiano y a la figura del Héroe nacional, más “diversos bustos hechos en 1961 y emplazados en La Habana y en otras provincias del país”.

Hay monumentos de Delarra a Martí en Cuba en las escuelas vocacionales de Pinar del Río y Holguín, en la Ciudad de Bayamo, en el municipio villaclareño Quemado de Güines. En La Habana, en el Palacio de las Convenciones, en Mercaderes No. 2, en la antigua sede de la Asamblea Nacional, en la revista Bohemia, en la entrada del edificio que ocupa la dirección provincial de Salud, entre otros espacios públicos, además de las imágenes del Maestro modeladas en sus grandes monumentos.

En México, Cancún, hay un monumento de gran formato, en una plaza que lleva el nombre del Apóstol cubano; mide 13 metros de alto y ocho de diámetro. Y en la Biblioteca Municipal de Islas Mujeres, del estado Quintana Roo, un relieve en bronce, que acompañó con una exposición de pinturas en acuarelas sobre cartulina, a propósito de la crónica que escribió el poeta acerca de esta isla. En República Dominicana, en la Universidad de Puerto Plata, hay un busto de Delarra a José Martí.

Pero es España la nación que atesora la mayor cantidad de Martí esculpidos por el artista fuera de Cuba. Entre 1992 y 1995 dejó la figura del Apóstol en Torrelavega, Cantabria; Gijón, Asturias; Láncara, Coles (Orense) y Santiago de Compostela, Galicia. Y en Rumanía —donde también hay un busto de Martí, en la Ciudad de Iasi—, exhibió una muestra pictórica en Bucarest, bajo el título Martí, autor intelectual.

En Bruselas, Bélgica, en la Casa de la América Latina, presentó la exposición Pintura sobre José Martí y los mambises. En Londres, Inglaterra, la denominada Caballos cubanos y Presencia de Martí en América Latina, en la Casa de América Latina de dicha ciudad.

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Así de prolífica fue la obra escultórica como pictórica de Delarra en torno a la figura emblemática de la independencia y la intelectualidad cubanas. En Cuba, numerosas exhibiciones dieron cuenta de la presencia de esta temática en su trabajo artístico. Entre ellas, las del Museo Casa Natal José Martí (exposición de fotos de monumentos y esculturas realizadas sobre el héroe entre 1949 y 999); del Centro de Estudios Martianos (muestra Los corazones están llenos de jinetes, 12 tintas sobre cartulina); de la Casa de la Cultura de La Habana Vieja (expo de pinturas De Martí a Bolívar) y, finalmente, del Memorial José Martí, en la Plaza de la Revolución (De la epopeya a la mesura) por su 65 cumpleaños.

A la ejecución de obras como conjuntos de miniaturas en cerámica sobre el Héroe y la medalla que se impone a los condecorados con la Orden José Martí, que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba, también se dedicó Delarra.

En el ámbito del diseño gráfico, realizó trabajos como diseño de portadas de las revistas OSPAAAL (sobre el 150 aniversario del natalicio de Martí) y Tricontinental por la misma efeméride, sin contar las numerosas ilustraciones que hizo para otros medios de comunicación nacionales sobre la temática martiana.

Y, como un cierre de sus homenajes al Apóstol, y de la propia existencia del artista, su última exposición se llamó Calle Martí No. 3 (lugar donde nació Delarra en 1938, en San Antonio de los Baños), y fue exhibida hasta meses después de su desaparición física en el Museo de Historia de la localidad.

[i] Años más tarde, en torno a los 17 años, empezó a utilizar este nombre artístico y no su nombre completo: José Ramón de Lázaro Bencomo.

Tomado de: Resumen Latinoamericano

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