By Jessica Vanessa Carrillo Aguirre
Published on 30 enero, 2022
El régimen cubano necesita de José Martí. Tergiversar su pensamiento, colgarse de sus principios y esconderse tras su imagen de libertador…
Estatua de José Martí en La Habana. A pesar de representar todo lo que el régimen trata de suprimir en su población, Martí es uno de sus héroes más explotados. (Foto: Periódico Cubano)
Este 28 de enero, se conmemoró el 169 aniversario del natalicio de José Martí, escritor, político y Apóstol de la Independencia de Cuba y el ícono más tergiversado y explotado por la dictadura de la Isla.
Nació en 1853 en La Habana, donde bajo las enseñanzas de Rafael María de Mendive -conocedor del pensamiento de sacerdote Feliz Varela-, formó un pensamiento independentista que le llevó a ser encarcelado y exiliado dos veces.
Martí se considera junto a Simón Bolívar, José Francisco San Martín y Francisco de Miranda, uno de los principales protagonistas del proceso independentista en Latinoamérica y no solo es reconocido por representar un papel decisivo en la emancipación de Cuba, sino también por el amplio legado literario de poemas, ensayos, discursos y escritos que lo clasifican como uno de los precursores del modernismo, movimiento literario que se desarrolló entre los años 1880-1917 sobre todo en Hispanoamérica.
Desde su infancia manifestó una radical repulsión hacia cualquier violación de los derechos humanos y todo lo que atentara contra la dignidad humana. Condenaba el racismo, y cualquier división artificial entre los hombres creada para sobajar a su prójimo. Consideraba verdaderamente que todos los seres humanos tienen el mismo valor y, por tanto, son merecedores de las mismas libertades.
Denunció las monstruosidades de la esclavitud; rechazó el colonialismo español, sin ofender al pueblo español; describió los defectos y las virtudes de la sociedad estadounidense, sin esconder su admiración por los logros de su pueblo y los “Padres fundadores”.
En sus 42 años de vida, desarrolló un amplio pensamiento político, siempre en condiciones adversas.
Fue de los primeros en incorporar la ética al discurso político, con un entendimiento y empatía que lo llevaban a discernir las fallas de los gobiernos anteriores sin condenar a los pueblos bajo su poder. El humanismo martiano formó parte de su estrategia militar al definir que “la guerra no era contra el español honrado” y debía ser “rápido y directo como un rayo”, para evitar el mayor número de muertes tanto dentro de la población civil como en las filas del ejército.
Tras pasar vivir algunos años en los Estados Unidos, funda el Partido Revolucionario Cubano (PCR) con el objetivo de conseguir la independencia de Cuba y fomentar la de Puerto Rico.
Dedicó su vida a la liberación de su pueblo, rechazando toda una vida de privilegios que pudo tener como cónsul de varios países y escritor reconocido. Bajo los ejes de la libertad individual y colectiva, justicia y sólidos principios morales; marchó a la guerra como simple soldado.
En abril de 1895 desembarcó en Playitas de Cajobao junto a Máximo Gómez para dirigir la guerra de 1895 o “Guerra Necesaria”. Depuso su autoridad ante aquellos militares a los que les tocaba dirigir la contienda que él había iniciado. El 19 de mayo de ese mismo año, caería en el combate de Dos Ríos.
El Apóstol consideraba que una parte de la libertad, se obtenía con la educación del pueblo. Aprender era una forma de ser libre, una garantía para de autodeterminación. Conocer para poder amar y defender lo que se amaba.
A diferencia del actual gobierno de Cuba, baso su pensamiento en la libertad de conciencia y de expresión. La igualdad comenzaba en el entendimiento y el respeto de la visión de cada individuo.
Su temprana sensibilidad social le hizo tomar conciencia de la necesidad políticas reivindicadoras hacia los esclavos, indígenas, obreros, campesinos, mujeres y todo aquel cuya dignidad humana era vulnerada.
Martí escribió: “Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras; el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, y el de la soberbia y la rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo, empiezan por fingirse, para tener hombros en que alzarse como frenéticos defensores de los desamparados” frase que tan solo le bastaría para entrar en la historia del pensamiento cubano y latinoamericano.
Resulta indignante que hoy día una dictadura totalitaria como la cubana, marcada por la represión, la violencia, las vejaciones y la inequidad; utilice como estandarte la imagen de un hombre que representó todo lo contrario a lo que impera en la Isla.
No olvidar el verdadero legado de Martí, es el reto constante de cada cubano.
Emplear el nombre y la obra del Apóstol para defender lo que hoy es Cuba, es un ultraje a su legado. Como Héroe Nacional, el gobierno lo usa como pedestal y en vez de altar para su pueblo. No perder de vista que el derecho a decir lo que se piensan y a existir sin temor a ser acosado por los que ejercen el poder, fue en su tiempo la motivación de Martí.
De vivir actualmente, el poeta sufriría la misma miseria y represión a la que fue sometido durante su infancia; los cientos de encarcelados por expresar lo que opinan y los miles de exiliados que no pueden regresar, da como resultado un panorama casi idéntico al del colonialismo español del siglo XIX
A 127 años de su muerte, el pueblo cubano todavía pelea por su libertad.
El régimen cubano necesita de José Martí. Tergiversar su pensamiento, colgarse de sus principios y esconderse tras su imagen de libertador; sin considerar que de estar vivo el Apóstol, muy seguramente sería uno más los tantos presos políticos que actualmente tiene la Isla.
Tomado de: Periódico Cubano
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