sábado, 18 de febrero de 2023

Martí sigue vigente en el pensamiento latinoamericano

Por Jose Eduardo Mora
semanariou@gmail.com
1 febrero, 2023

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Santiago Muñoz Machado (izquierda), director de la RAE, junto a Rogelio Rodríguez, director de la Academia de la Lengua de Cuba; el escritor Sergio Ramírez y Pilar Reyes (Alfaguara) durante la presentación en 2021, en España, de la antología dedicada a José Martí. (Foto: RAE)

Su vasta obra todavía es motivo de estudio, al tiempo que para el 170 aniversario de su natalicio, celebrado hace tres días, se realizaron varias actividades a lo largo del subcontinente.

A pesar de que han pasado 170 años del natalicio de José Martí (La Habana, 28 de enero de 1853-Dos Ríos, 19 mayo de 1895 ), la vigencia de su pensamiento se mantiene en los países latinoamericanos que conforman aquella América mestiza que tanto defendió y amó desde la trinchera de las ideas y la revolución.

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Retrato de Martí de 1894, hecho en México (Fuente: Tomo I de las Obras Completas, edición de 1975)

Hace apenas tres días, durante el fin de semana entre el 28 y 29 de enero, se celebraron de manera presencial y digital varios encuentros que analizaron la figura de Martí en el presente y cuán válido es su pensamiento hoy, en medio de una América Latina polarizada entre gobiernos con una tendencia de izquierda, como es Brasil, Venezuela, Cuba y Argentina, y otros que se desmarcan más hacia la derecha como el caso de El Salvador y el caótico Perú.

Muestra del interés que prevalece respecto al prócer cubano, en la ciudad marroquí de Tánger se exhibió el domingo 29 de enero el filme José Martí, el ojo del canario, del realizador Fernando Pérez.

Periodista, poeta, escritor, traductor y revolucionario: Martí tuvo muchas vidas y dejó un amplísimo trabajo disgregado por los principales periódicos de América Latina de la época. La Nación de Buenos Aires, en Argentina; El Partido Liberal en México; La Opinión de Caracas y un amplio número de revisas de índole hispanoamericana recogieron lo mejor de su pluma, que hoy era capaz de escribir una crónica y mañana un ensayo con la misma rigurosidad y profundidad que exigían las circunstancias.

Con base en todo el material disgregado, la Editorial de Ciencias Sociales de La Habana, en su segunda edición de 1975, recogió en 27 tomos gran parte de su obra, pero con el paso del tiempo aquella ha ido creciendo de forma insospechada, porque han aparecido hallazgos de gran valía. La primera edición corresponde a 1963.

“La prensa no puede ser, en estos tiempos de creación, mero vehículo de noticias, ni mera sierva de intereses, ni mero desahogo de la exuberante y hojosa imaginación. La prensa es Vinci y Ángelo, creadora del nuevo templo magno e indivisible, del que es el hombre puro y trabajador el bravo sacerdote”.

Prueba de que su pensamiento y su legado todavía brindan grandes aportes a la visión de América Latina e incluso de Estados Unidos, donde Martí vivió 12 años, es que la Real Academia Española de la Lengua (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) editaron el libro: Martí en su universo. Una antología, en la que se incluye toda su poesía, así como discursos, ensayos y la visión de destacados escritores sobre lo que representó Martí para América en su conjunto.

Martí fue un revolucionario que cayó en batalla en pro de la liberación de Cuba del yugo español, pero su hacer fue mucho más allá, porque en él primaba su visión humanista y de compromiso para con los menos favorecidos.

Si se escudriña en la edición de la Editorial de las Ciencias Sociales de La Habana, se podrá comprobar que como periodista prácticamente no hubo asunto que no reseñara, analizara y cubriera, ya fuera de política, cultura, deporte y asuntos locales que, de una u otra manera, tuvieran algún valor para la América mestiza y que se gestaban en el corazón del “monstruo”, como llamaba a Estados Unidos, por la amenaza que representaba entonces para esta parte del continente.

El periodista Ramón Becali, al ahondar en lo que constituyó Martí como periodista, llegó a la conclusión que perfectamente el concepto de corresponsal de agencia de prensa había nacido con Martí.

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José Martí cerca de Kingston, en 1892. (Foto: Juan Bautista Valdés) (FAVOR USAR EN PÁGINA 2)

“La prensa no puede ser, en estos tiempos de creación, mero vehículo de noticias, ni mera sierva de intereses, ni mero desahogo de la exuberante y hojosa imaginación. La prensa es Vinci y Ángelo, creadora del nuevo templo magno e indivisible, del que es el hombre puro y trabajador el bravo sacerdote”.

Por el manejo de la información que tenía cuesta creer, por ejemplo, que en época de Martí no existiera Internet, porque lo suyo era una visión completa del manejo de lo que circulaba en Estados Unidos, en tiempos en los que el telégrafo era la gran revolución en cuanto a medios tecnológicos de comunicación.

Tenía un panorama amplio de lo que sucedía en los principales campos. A partir de esta situación se puede visualizar a Martí rodeado en su humilde oficina de Nueva York de todos los periódicos disponibles en el mercado, así como de libros con los que enriquecía sus ensayos, artículos, reseñas y, sobre todo, crónicas. Solo la dimensión del cronista que fue, que se retrata en al menos nueve tomos de la citada colección, queda más que claro no solo la calidad de cronista que era, sino la forma ágil, inteligente, oportuna y creativa con que abordaba los más disímiles asuntos que pudieran interesar a los periódicos en México, Argentina y Guatemala, entre otros países.

A través de ese abordaje de la realidad le iba contando a los latinoamericanos, qué se fraguaba en esa parte del mundo, qué elementos se podían incorporar al arte, a la política, a la cosa pública y qué otros significaban una total y clara amenaza a la soberanía de los pueblos.

Martí era en sí mismo un continente. Y en medio del fragor diario por el pan, le quedaba tiempo suficiente para dedicarle toda su energía al Partido Revolucionario de Cuba, con el que anhelaba la independencia de su país, por la cual murió en batalla el 19 de mayo de 1895, en Dos Ríos.

Muchos no aceptaban que Martí participara directamente del combate, porque era un hombre de letras y de pensamiento, no hecho para empuñar las armas, pero no hubo manera de que lo convencieran de que no debía exponerse en el rigor de la contienda.

Uno de los que lamentó profundamente la muerte del “apóstol” fue Rubén Darío, para quien Martí era cima, luz y guía.

Sin embargo, un hombre con alma bolivariana, como lo era Martí, cuando de la patria se trataba no entendía de riesgos ni temores y así fue como su inexperiencia en la lucha armada terminó por vencerlo. Ahí no acabó su batalla, sino que comenzó, porque incluso para los insurrectos de la Sierra Maestra, en especial para Fidel Castro, Martí fue siempre inspiración y guía ideológica.

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Así destacaba la Asociación de Periodistas de Cuba el lanzamiento de “Martí en su universo. Una antología”. El libro se puede conseguir ya en Costa Rica. (Foto: Asociación de Periodistas de Cuba)

Su biografía

El poeta no dejó una biografía en el sentido clásico del término, pero como bien lo apunta Ezequiel Martínez Estrata en su voluminoso estudio Martí revolucionario, su mejor biografía se puede encontrar en lo que fue como hombre de prensa, de política y de compromiso con las naciones libres del continente.

“Si es verdad que Martí no nos ha dejado confidencias sobre su vida, ni casi noticias personales, eludiéndolas escrupulosamente, también es verdad que toda su obra puede ser considerada como una cotidiana y amistosa confesión; pues lo que escribe, lo que piensa y quiere, lo que espera y ansía como ideal, lo que es lo sustancial en la vida del hombre, configuran una biografía integral y coherente”, escribe Martínez Estrada al comienzo de su monumental estudio, publicado en 1967 por Casa de las Américas.

Martínez Estrada, autor ya de su célebre Radiografía de la Pampa, llegó a Cuba en 1960 y lo hizo en buena parte con el afán de ahondar en la vida inabarcable de Martí.

“Vida sencilla como la de un santo, abnegada como la de un héroe y amante de la verdad como la de un sabio. Nada de lo que sabemos y tenemos de él es desechable”.

Este último apunte, de lo dicho por Martínez Estrada, es de una verdad reveladora, porque la obra martiana, que bebe de distintas tendencias filosóficas y políticas, despierta interés incluso en los trabajos más pequeños que pudo haber dejado el escritor.

“Su obra presenta la singularidad de que no hay que cribarla ni podarla, puesta hasta las piezas preliminares y preparatorias como Abdala y El Presidio Político en Cuba forman eslabones de una cadena bien labrada y sólidamente engarzada. Martí no ensaya. Va directamente a la realización de su obra y al empleo magnánimo de su vida, y así como no hay tentativa frustrada en el arte de escribir, tampoco la hay en sus ideas y sentimientos, siendo el rasgo específico de cuanto produjo la dignidad, la pureza, la magnanimidad de la belleza”.

Martínez Estrada estaba convencido de que la distancia en el tiempo y el examen de los escritos dejados por el poeta eran dos elementos que jugaban a favor de quienes pretendiesen adentrarse en su vida irrepetible.

“Ignoramos los pormenores de las cosas y los hechos de su biografía, pero conocemos la dirección de su marcha, las etapas o estaciones en que su voluntad se impone a las adversidades, la excavación persistente y heroica con que profundiza el cauce de todas sus energías. Podemos decir que casi nada sabemos de él, pero estamos seguros de conocerlo mejor que quienes lo trataron, vieron y oyeron, pues sus datos, susceptibles de equivocada interpretación, fueron parte excesivamente superficiales y, por otra parte, prueba de que a los hombres grandes, como a las montañas, se los ve mejor de lejos”.

Muerte y vida frente a frente para luego hurgar en los detalles, en las visiones y aspiraciones que siempre acompañaron a Martí, para que en la perspectiva que dan los años, se pueda reconstruir un retrato más próximo, más humano, y permita proyectar sus luces sobre las generaciones venideras.

Martínez Estrata remata así el acercamiento que lo llevará por un tomo de 620 páginas en el que cuenta su Martí revolucionario.

“La personalidad de Martí se ha completado en el tiempo transcurrido desde su muerte; su obra se ha aquilatado y acentrado, revelándonos perfiles y perspectivas inadvertidas en su tiempo, confirmando con la evidencia de las pruebas verificables, la autenticidad de sus méritos y de sus dotes sobrenaturales. El análisis de tan sencilla y compleja personalidad requiere un cuidadoso estudio, y es indispensable, cualesquiera sean la perspicacia y el grado de certeza con que se realice, examinar a los factores paratípicos que pudieran haber concurrido a modelarla o robustecerla”.

¿El porqué de su vigencia?

La necesidad de que los países latinoamericanos consoliden su verdadera independencia es una de las claves que mantiene la vigencia de Martí en el subcontinente. Para el escritor la soberanía y la capacidad de que cada una de las naciones de América Latina prevaleciera el pensamiento propio, y que la universidad en vez de mirar a Europa o Estados Unidos, mirase hacia adentro, eran fuentes de preocupación de su pensamiento. Elementos que todavía permanecen inconclusos, como un desafío para las generaciones latinoamericanas más jóvenes.

“Estos tiempos no son para acostarse con el pan~uelo en la cabeza, sino con las armas en la almohada, como los varones de Juan de Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen ma´s que trincheras de piedra”, decía Martí en su programático ensayo Nuestra América, publicado originalmente el 10 de enero de 1891 en La Revista Ilustrada de Nueva York.

Cuando en el horizonte se tejen, sobre los países de América Latina, nubarrones neoliberales y sectores poderosos política y económicamente que pretenden terminar de desmantelar los Estados, la defensa de lo nacional cobra vigencia y la visión que en su momento mostró Martí de la América mestiza, la América de esta parte del mundo contra el gigante de las siete leguas, no cesa de mantener su actualidad.

Los pueblos, a partir de su identidad y de la asunción de sus condiciones, tienen el desafío de salvarse a sí mismos, o de esconderse avergonzados por la patria que los vio nacer.

Esto decía Martí en Nuestra América: “Estos nacidos en Ame´rica, que se avergu¨enzan, porque llevan delantal indio, de la madre que los crio´, y reniegan, ¡bribones!, de la madre enferma, y la dejan sola en el lecho de las enfermedades! Pues, ¿quie´n es el hombre? ¿El que se queda con la madre, a curarle la enfermedad, o el que la pone a trabajar donde no la vean, y vive de su sustento en las tierras podridas con el gusano de corbata, maldiciendo del seno que lo cargo´, paseando el letrero de traidor en la espalda de la casaca de papel?”.

En tiempos convulsos, como los que agitan el mundo actual, y en especial a la realidad latinoamericana, conviene volver a examinar las raíces de una filosofía a caballo entre el krausismo y el trascendentalismo, las que en buena medida influenciaron la mirada de Martí.

“Cree el soberbio que la tierra fue hecha para servirle de pedestal, porque tiene la pluma fa´cil o la palabra de colores, y acusa de incapaz e irremediable a su repu´blica nativa, porque no le dan sus selvas nuevas modo continuo de ir por el mundo de gamonal famoso, guiando jacas de Persia y derramando champan~a. La incapacidad no esta´ en el pai´s naciente, que pide formas que se le acomoden y grandeza u´til, sino en los que quieren regir pueblos originales, de composicio´n singular y violenta, con leyes heredadas de cuatro siglos de pra´ctica libre en los Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarqui´a en Francia”.

Y acto seguido, decía “Con un decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro del llanero. Con una frase de Sieye`s no se destaca la sangre cuajada de la raza india. A lo que es, alli´ donde se gobierna, hay que atender para gobernar bien; y el buen gobernante en Ame´rica no es el que sabe co´mo se gobierna el alema´n o el france´s, sino el que sabe con que´ elementos esta´ hecho su pai´s, y co´mo puede ir guia´ndolos en junto, para llegar, por me´todos e instituciones nacidas del pai´s mismo, a aquel estado apetecible donde cada hombre se conoce y ejerce, y disfrutan todos de la abundancia que la Naturaleza puso para todos en el pueblo que fecundan con su trabajo y defienden con sus vidas”.

Cuando se piensa en la distancia entre la época que le tocó vivir a Martí y los tiempos de hoy, puede tenderse a descalificar su pensamiento por obsoleto, pero solo bastaría con abrir Nuestra América para comprobar que su visión de mundo parece que fue expresada ayer.

“El espi´ritu del gobierno ha de ser el del pai´s. La forma de gobierno ha de avenirse a la constitucio´n propia del pai´s. El gobierno no es ma´s que el equilibrio de los elementos naturales del país”.

En el 2023, José Julián Martí Pérez, conocido como José Martí, sigue tan vigente como cuando divulgó su pensamiento en revistas y periódicos de todo el subcontinente de nuestra América.

Tomado de: Semanario Universidad

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