María Elena Balán
Foto: Archivo
24 Enero 2023
José Martí pertenece a la exigua y preciosa estirpe de los fundadores de grandes creencias universales, el valor de su pensamiento se nos presenta como trascendente, tocado por la magia de lo grandioso.
Existen muchas razones para llamarlo el más universal de los cubanos, porque desbordó plenamente nuestras fronteras, su gran obra no solo fue literaria, sino también de sentencia y combate.
Martí tenía el sueño de lograr una república que uniera su destino al de las demás naciones de Nuestra América, llamadas a formar un frente común que impidiera las pretensiones imperialistas estadounidenses y sirviera de contrapeso para alcanzar el equilibrio del mundo.
Supo analizar con mirada profunda, como parte de su ideario latinoamericano y antiimperialista, la diferenciación que existe en el orbe, los peligros y amenazas de las grandes potencias contra los países pobres, la soberanía o la dependencia, el bienestar o las carencias, la paz y la guerra, la riqueza y la pobreza.
Trascendió como revolucionario excepcional, y no solo esa dimensión se circunscribió a la isla amada, su Patria, sino que sus juicios rebasaron los límites de la época en que vivió y en la actualidad su legado mantiene plena vigencia y puede ajustarse a numerosos lugares, sobre todo a lo que él llamó Nuestra América.
El Apóstol desarrolló su ideología a partir de las tradiciones progresistas del pensamiento universal y cubano, muy influenciado por las ideas patrióticas e independentistas y la defensa de la nacionalidad cubana de tres grandes de su país, como fueron Félix Varela, José de la Luz y Caballero y Antonio Saco, según considera el historiador Ibrahim Hidalgo.
Pero igualmente se nutrió de las vivencias que tuvo en México, Guatemala, Honduras, Costa Rica, Venezuela, Haití, República Dominicana y Jamaica, países en los que estuvo durante su largo peregrinar. Además de las experiencias atesoradas como cónsul de Argentina, Uruguay y Paraguay en Nueva York , y reportero del diario “La Nación”, de Buenos Aires.
En foros académicos, Hidalgo ha dicho que el ser humano constituyó el centro de la concepción emancipadora martiana, y uno de los aspectos más importantes a los que El Maestro dio énfasis fue la participación ciudadana en la fundación y conducción de las futuras repúblicas democráticas.
El investigador asevera que para el Héroe Nacional no bastaba la simple movilización de las personas, sino también su integración a la lucha por la identidad cultural y a la reafirmación nacional con plenos derechos individuales, en la construcción de un mundo nuevo.
Hombre con amplia erudición, legó una obra de enormes dimensiones, recogida y editada por el Centro de Estudios Martianos como Obras Completas en 29 tomos, que abarcan poesías, ensayos, novelas, epístolas y artículos periodísticos de quien fue, además de escritor, poeta, maestro, abogado, crítico literario, ensayista, filósofo y periodista.
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La divulgación del ideario martiano permite perpetuar esa memoria que nos inspira, alejados de la banalidad, la mediocridad y los antivalores. El fomento y acción de los Clubes Martianos en numerosos países abogan por despertar el interés en conocer la prédica de José Martí, su proyección universal, a la vez que promueven el apoyo a Cuba con proyectos culturales y humanitarios.
A través del arte ha sido sintetizada la esencia de la personalidad histórica del Maestro y en el mundo sobrepasan ya la cifra de 360 los conjuntos escultóricos emplazados, lo cual denota la universalidad del político, periodista y escritor cubano.
Tomado de: Agencia Cubana de Noticias
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