martes, 28 de febrero de 2023

El 24 de febrero mostró nuestro espíritu independentista

Por Jorge Wejebe Cobo
Foto: Archivo
22 Febrero 2023

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Febrero de 1895 parecía que sería un mes en que continuarían las buenas noticias para el poder colonial en Cuba, las cuales comenzaron el 12 de enero, al ser ocupado un gran cargamento de armas y embarcaciones en el Puerto de Fernandina, en La Florida, destinado a llevar a la mayor de las Antillas expediciones para iniciar la insurrección. Sin embargo, esa adversidad redobló el espíritu de lucha por la independencia.

Los patriotas cubanos en ese descalabro perdieron más de dos años de ingente preparación del reinicio de la gesta independentista, con José Martí como artífice de ese plan que incluía el acopio de toneladas de municiones y pertrechos militares.

La prensa integrista de Madrid, sus corresponsales en EE.UU. y en La Habana promovieron una campaña mediática que exponía en detalles los recursos que estaban destinados a esas expediciones y consideraron un golpe definitivo la ocupación de tales medios.

Pero ocurrió que los cubanos, al informarse del desastre, lejos de amilanarse redoblaron su apoyo al conocer sobre la dimensión de los planes, los cuales constituían una prueba de la capacidad de liderazgo y de la palabra de Maestro.

Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo decidieron seguir adelante con los preparativos del levantamiento general, interrumpidos por el fracaso del Plan de La Fernandina, y acordaron el envío a Cuba de la orden de alzamiento firmada por José Martí y otros dirigentes el 29 de enero de 1895.

Asombra la genialidad y seguridad con que fue enviado el documento a Cuba, reproducido en un fino papel envuelto en un tabaco que llegaría a los conspiradores por medio del patriota Miguel Ángel Duque De Estrada, para ser entregado en La Habana a Juan Gualberto Gómez, con el fin de que lo hiciera llegar a los jefes conspiradores y se cumpliera el 24 de febrero de 1895.

En su libro El Partido Revolucionario Cubano en la Isla, el doctor Ibrahím Hidalgo Paz expone que los ejemplares de la orden de insurrección se expidieron a los jefes fundamentales del país: Guillermón Moncada, localizado en Santiago de Cuba; Bartolomé Masó, en Manzanillo; Salvador Cisneros, Camagüey; Francisco Carrillo, Remedios, y Juan Gualberto Gómez, representante del PRC en La Habana.

El texto señalaba “[…] autoriza el alzamiento simultáneo […] de las regiones comprometidas […] durante la segunda quincena —y no antes— del mes de febrero”. Se insistía en que se “[…] considera peligroso y de ningún modo recomendable todo alzamiento en Occidente, que no lo efectúen a la vez que los de Oriente […]”, teniendo en cuenta las características del movimiento revolucionario en esas zonas, […] en la certidumbre de que la emigración entusiasta y compacta tiene hoy la voluntad y capacidad de contribuir a que la guerra sea activa y breve”.

Juan Gualberto escogió la fecha del 24 de febrero para aprovechar los festejos de los carnavales en La Habana, con el fin de que no levantara mucha curiosidad el traslado y la reunión de los mambises, y envió emisarios al interior del país con la propuesta para ponerse de acuerdo con los jefes de los grupos de conspiradores.

En la región occidental el espionaje ibérico penetró los preparativos e inexplicablemente el general Julio Sanguily, jefe de la insurrección en La Habana, fue detenido en su domicilio y solo muchos años después se conoció de su vinculación con las autoridades españolas.

Mientras, Juan Gualberto Gómez acudió al poblado de Ibarra, Matanzas, lugar escogido para el pronunciamiento pero fue detenido junto a otros complotados por las fuerzas españolas que cercaron el lugar, con lo que se frustró el estallido revolucionario en el occidente.

En la región oriental fue donde más se secundaron los planes insurreccionales y el 24 de febrero hubo el alzamiento de fuerzas dirigidas por Guillermón Moncada, Bartolomé Masó, Quintín Bandera, Pedro (Periquito) Pérez, y otros patriotas en Holguín, y después de múltiples vicisitudes el primero de abril arribaron por Duaba, en las costas guantanameras, Antonio Maceo, su hermano José, junto a Flor Crombet; mientras Martí y Gómez, en unión de otros patriotas llegarían en la misma región, por Playitas de Cajobabo, el 11 de abril.

Transcurridos unos días, el cinco de mayo ocurrió el encuentro de Martí y Gómez con Maceo y se consolidaron los planes independentistas concebidos por el Delegado del Partido Revolucionario Cubano, quien caería en el combate en Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895, después de haber cumplido parte de la obra de su vida al hacer posible el alzamiento armado que dio inicio a la Guerra Necesaria contra colonialismo español.

Tomado de: Agencia Cubana de Noticias

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