Por Prensa Latina -
21 de enero de 2023
El destacado intelectual panameño Guillermo Castro, uno de los estudiosos más importantes en el istmo de la obra del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, instó a profundizar en el pensamiento del prócer para construir mejores sociedades, seres humanos y fortalecer la unidad.
En diálogo con Prensa Latina, el también vicepresidente de Investigación y Formación de la Fundación Ciudad del Saber contextualizó el legado del fundador del Partido Revolucionario Cubano y su interés por Panamá en fecha temprana, desde mediados de la década de 1880.
Los conceptos de Martí sobre las oportunidades que brinda el ejercicio de la política a la luz de situaciones actuales como las que se observan en naciones como México, Colombia y Brasil, entre otras, fueron otros temas abordados por Guillermo Castro.
Prensa Latina (PL): En mayo de 2022, en ocasión del aniversario de la caída en combate de José Martí, usted aseveró en la Universidad de Panamá que la grandeza y trascendencia del Apóstol no le venían solo de sus indudables méritos personales, sino además de su capacidad para convertirse en el primero de sus iguales en Cuba y la América hispana. ¿Qué vigencia tendría esa aseveración a 170 años del natalicio del prócer?
Guillermo Castro (GC): Esa vigencia está fuera de toda duda. Vemos desintegrarse en nuestro entorno el orden neoliberal que constituyó la última barrera defensiva de aquel sistema mundial terrible, el cual que culminaba la primera fase de su desarrollo en vida de Martí. Este sistema mundial terrible utilizaba “el pretexto de que la civilización, que es el nombre vulgar con que corre el estado actual del hombre europeo” para justificar el “derecho natural” de aquellos europeos “de apoderarse de la tierra ajena perteneciente a la barbarie, que es el nombre que los que desean la tierra ajena dan al estado actual de todo hombre que no es de Europa o de la América europea”.
Desde esa valoración martiana de aquel proceso, caemos además en cuenta de que éste sólo puede ser comprendido a cabalidad a la luz de la observación que el propio Martí hiciera pocos años después, en 1891, al señalar que en ese sistema mundial no hay batalla “entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza”.
Y esta reflexión se ve enriquecida, además, si aprendemos a distinguir entre la actualidad de lo pensado y planteado por Martí a fines del siglo XIX, y la vigencia del pensar martiano a comienzos del siglo XXI, sustentado hoy como entonces en su fe en el mejoramiento humano, en la utilidad de la virtud y en el poder transformador del amor triunfante, como nos lo enseñaran Cintio Vitier y Armando Hart.
PL: Los esfuerzos intelectuales y prácticos del fundador del Partido Revolucionario de Cuba para forjar el respaldo a la causa libertaria tocaron a Panamá en junio de 1893, cuando desembarcó por las playas del istmo en busca de apoyo que encontró. ¿La solidaridad y el concepto de unidad regional para defender las mejores causas, considera, tienen actualidad?
GC: Martí se interesó en Panamá desde mediados de la década de 1880, cuando dejó en evidencia el interés de los Estados Unidos en construir un canal interoceánico en la América Central.
Esa denuncia incluyó el detalle de la propuesta hecha a Nicaragua de construir ese canal al interior de una zona bajo control norteamericano, con todos los rasgos de ocupación y control militar que caracterizarían después a la Zona del Canal de Panamá, entre 1903 y 1999.
En esa perspectiva, también, Martí denunció desde fecha temprana el intervencionismo norteamericano en las luchas civiles entre el liberalismo democrático, de gran arraigo en el Istmo, y el poder conservador colombiano, siempre a favor de este último.
La actualidad de lo pensado entonces por Martí se corresponde hoy con la vigencia de su pensar en este campo, estructurado a partir de los vínculos existentes entre las luchas por el mejoramiento humano que libran todos los pueblos de la tierra, sintetizado en su misma definición de la patria, esto es, de lo más cercano al corazón de cada uno de esos pueblos.
Patria, dijo, es humanidad, aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer; “y ni se ha de permitir que con el engaño del santo nombre se defienda a monarquías inútiles, religiones ventrudas o políticas descaradas y hambronas, ni porque a estos se dé a menudo el nombre de patria, ha de negarse el hombre a cumplir su deber de humanidad, en la porción de ella que tiene más cerca. Esto es luz, y del sol no se sale. Patria es eso”.
PL: ¿Por qué para usted Martí es luz que alienta la esperanza en tiempos de confusión e incertidumbre, en que la circunstancia de mayor dificultad y atraso político contribuye a estimular la propuesta más audaz y de más largo aliento, según dijo en 2022?
GC: Martí alienta la esperanza porque su pensar nos estimula a entender que no se ha de estar “a la forma de las cosas, sino a su espíritu”, pues lo real “es lo que importa, no lo aparente”.
Y añade enseguida: “En la política, lo real es lo que no se ve. La política es el arte de combinar, para el bienestar creciente interior, los factores diversos u opuestos de un país, y de salvar al país de la enemistad abierta o la amistad codiciosa de los demás pueblos”.
Desde esa perspectiva se facilita la compleja tarea de transformar en conocimiento la experiencia que acumulan nuestros pueblos en sus luchas por una vida buena y una existencia digna.
Lo que otros perciben desde el miedo al cambio en una época de transición tan compleja y convulsa como la que atravesamos hoy, para el pensar martiano se presenta como un proceso complejo que abre oportunidades inéditas a fin de ejercer la política como él la definía, como lo prueban los casos de México, Colombia y Brasil, y lo anuncia la gigantesca movilización social que hoy anima esa transición en Perú, por mencionar algunos ejemplos.
PL: ¿Qué importancia reviste estudiar el pensamiento martiano?
GC: Roberto Fernández Retamar dijo alguna vez que en nuestra América abundan los martianos que no saben que lo son. Por eso, podemos decir que estudiamos a Martí para conocernos y comprendernos en lo que hemos llegado a ser, y lo que podemos llegar a ser.
Para entender mejor al mundo desde nosotros mismos; para imaginar y construir sociedades mejores, con todos y para el bien de todos los que se sumen a ese empeño, y para contribuir al equilibrio de un sistema mundial que en vida de Martí iniciaba el camino que lo llevaría a la Gran Guerra de 1914-1945, y que hoy ha ingresado en una crisis global.
De este modo, conocer y estudiar a Martí nos ayuda en primer término, a conocer y comprender mejor la capacidad de nuestra gente para el mejoramiento humano y el ejercicio de la virtud, y a fortalecer la unidad del género humano ante una crisis que amenaza ya la existencia de nuestra propia especie.
Desde aquí, y a la luz del ejemplo mismo de su vida, aprendemos a entender mejor el poder de las ideas en el proceso de transformar el mundo, y el papel de los intelectuales en esa tarea. Aprendemos, en suma, a crecer con el mundo, para ayudarlo a crecer.
Tomado de: Radio Surco
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