31 Enero 2021 08:01:22
Ernesto Ustariz
Este 28 de enero se conmemoró el 168 aniversario del natalicio de José Martí, en un contexto marcado por la pandemia que ha profundizado la crisis económica a nivel mundial y en Cuba, además de la Tarea Ordenamiento, como parte de ese proceso mucho más amplio que es la actualización del modelo económico cubano. Entonces, sería esta una buena justificación para revisitar las ideas del Apóstol sobre economía, tomar la esencia y traerla a las condiciones actuales.
El pensamiento económico no es algo desarrollado en abstracto en el ideario martiano, sino que parte de una concepción integral de la realidad y sustento, digamos, a la independencia.
Aunque sus ideas fueron planteadas hace más de cien años, todavía tiene vigencia la línea fundamental de sus reflexiones. Para nuestro Héroe Nacional, la búsqueda del desarrollo económico debía hacerse por caminos propios, sin imitar automáticamente ni a Europa ni a Norteamérica. Entre las denuncias que hizo encontramos algunas que tienen plena actualidad, como el papel injerencista de Estados Unidos, algo consustancial al antimperialismo que profesó y que atraviesa toda su obra, con especial significación.
Otro de los temas que trata es el comercio desigual entre las grandes potencias, en lo fundamental Estados Unidos y las repúblicas latinoamericanas, y el afán de aquellos de convertirlas en exportadoras de materias primas, usando el dólar como única moneda de cambio y vehículo de dominación.
Martí no proporciona una idea única e inmutable, pues entendía que las concepciones económicas debían ser adecuadas a la realidad y la historia de cada país. Comprendía, además, que las leyes que regían la economía debían ser, por esencia, transformables.
Una concepción de la república nueva soñada por Martí y que debe regir los esfuerzos de la sociedad que construimos, es no entender el desarrollo económico ajeno al desarrollo social, al mejoramiento de los niveles de vida de toda la población. Por eso concibe al Estado como el encargado, a través de su intervención, de la elaboración de una estrategia que le dé cumplimiento a esta idea.
La obra martiana está lejos de haber sido agotada o caduca. Entender las esencias es fundamental en los tiempos que corren, marcados por las pretensiones imperialistas del vecino del Norte y transformaciones económicas propias. Buscar las soluciones a nuestros problemas, fuera de los afanes imperialistas y anexionistas de nuevo tipo, concatenando el desarrollo económico unido a la mayor suma de felicidad posible para todos, debe ser la directriz que rija el destino de esta nación que ve en Martí la guía de su camino.
Tomado de: Tribuna de La Habana
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